Cuando una persona empieza a plantearse acudir a terapia, una de las dudas más frecuentes es: ¿debería elegir un psicólogo o una psicóloga? ¿Importa el sexo de mi terapeuta para que la terapia funcione?
Estas preguntas son totalmente normales. De hecho, muchas personas buscan psicólogos o psicólogas en función de sus propias experiencias, miedos o ideas previas. Pero, ¿hasta qué punto influye el sexo del terapeuta en el proceso terapéutico?
Vamos a explorar esta cuestión con calma.
👩🦱 👨🦰 ¿Por qué a veces nos importa el sexo del terapeuta?
Preferencia personales experiencias pasadas ❤️🩹
A la hora de buscar ayuda psicológica, es habitual que surjan ciertas preferencias. Algunas personas se sienten más cómodas hablando con una mujer, otras con un hombre. Y esto, en muchos casos, tiene que ver con la historia personal.
Por ejemplo, si alguien ha tenido malas experiencias con figuras masculinas, puede sentirse más seguro/a con una terapeuta mujer. También puede haber creencias como que una psicóloga será más empática, o que un terapeuta hombre será más firme o directo.
Estas percepciones no son incorrectas, pero sí están basadas en generalizaciones que no siempre reflejan la realidad.
Lo que creemos que necesitamos… y lo que realmente necesitamos

Es importante hacerse esta pregunta: ¿mi preferencia por el sexo del psicólogo refleja una necesidad real o una evitación?
A veces, lo que evitamos en consulta puede estar conectado con lo que más necesitamos trabajar. Por ejemplo, una persona con dificultades para confiar en figuras masculinas podría beneficiarse de construir una relación segura con un terapeuta hombre, si el vínculo es sólido y respetuoso.
¿Importa el sexo del psicólogo para que la terapia funcione?
🤝 La clave está en el vínculo terapéutico
Desde un enfoque profesional, lo que realmente marca la diferencia en la terapia no es si quien te acompaña es hombre o mujer. Lo que más influye es la calidad del vínculo terapéutico.
Un buen vínculo se construye sobre la confianza, la seguridad emocional, la empatía y el respeto. Cuando te sientes escuchado/a sin juicio, comprendido/a y acompañado/a, es más fácil abrirte, explorar lo que te ocurre y trabajar en ti.
Todo esto no depende del sexo del terapeuta, sino de cómo esa persona ejerce su rol terapéutico.
¿Qué dice la evidencia? 🤔

Numerosos estudios en psicoterapia han demostrado que el predictor más importante del éxito terapéutico es la alianza terapéutica, no el sexo del psicólogo ni su edad.
Esto quiere decir que, más allá de las características personales del profesional, lo que más influye es cómo te relacionas con él o ella dentro del proceso terapéutico.
¿Y si tengo preferencia por el sexo del terapeuta? 🙄
Tener una preferencia es completamente válido. No se trata de anular lo que sientes, sino de observarlo con curiosidad.
Pregúntate:
- ¿De dónde viene esta preferencia?
- ¿Hay algo en mi historia que me lleva a sentirme más cómodo/a con un terapeuta hombre o mujer?
- ¿Esta elección me limita o me protege?
Estas preguntas no buscan cambiar tu decisión, sino ayudarte a entender mejor tus necesidades emocionales. Incluso pueden convertirse en parte del propio proceso terapéutico.
¿Entonces… importa o no importa? 🤷♀️

En resumen: el sexo del terapeuta puede influir en cómo te sientes al inicio, especialmente si hay una historia personal detrás de esa preferencia. Pero a medida que avanzas en el proceso, lo que realmente marca la diferencia es cómo te sientes en consulta, no si el profesional es hombre o mujer.
Lo importante no es el sexo del psicólogo. Lo importante es que te sientas acompañado/a, comprendido/a y seguro/a para trabajar en ti.
¿Cómo elegir terapeuta, entonces? 🧐
Si estás buscando un/a terapeuta y te sientes bloqueado/a por esta duda, aquí van algunas recomendaciones:
- Escucha tu intuición, pero también observa si esa preferencia viene de un lugar de miedo o evitación.
- No tengas miedo de probar una primera sesión. Muchas veces, lo que sentimos al conocer a la persona cambia nuestras ideas iniciales.
- Prioriza cómo te hace sentir el profesional, más allá de su sexo o edad.
- Porque, al final, lo que transforma no es quién te escucha… Sino cómo te escucha.