En el proceso de evaluación inicial, trabajamos conjuntamente con la familia y la escuela para explorar juntos los síntomas que pueda presentar el/la menor. De forma paralela, nos sumergimos en su mundo, escuchándolo y observándolo, para identificar cuándo y dónde surgen sus preocupaciones y descifrar sus posibles causas.

Trabajamos con pruebas diagnósticas, cuestionarios y otros especialistas de nuestro equipo de psicólogas infantiles (como logopedas y terapeutas) para obtener una comprensión más amplia y precisa de la situación.

Esta exploración finaliza con lo que denominamos «sesión de devolución», donde compartimos con vosotros información detallada sobre los resultados, conclusiones e incluso un diagnóstico si lo tenemos.

En base a eso, os haremos partícipes de nuestra propuesta de tratamiento personalizado, apoyándonos en otros profesionales de nuestro equipo, si fuera necesario, para garantizar un abordaje integral y completo. 

Una vez comprendemos qué le ocurre a tu hijo/a, diseñamos un plan de intervención a medida de sus necesidades. La acompañamos durante todo el proceso y cuidamos de ella en todo momento, brindándole un espacio seguro y neutral donde poder expresar sus inquietudes libremente y en confianza.

A nivel de equipo, nos reunimos semanalmente, coordinándonos con la familia y la escuela para asegurarnos de que cada paso sea en la dirección correcta para potenciar y facilitar el desarrollo del/la menor. 

Sabemos bien lo abrumadoras que pueden ser estas situaciones para los progenitores, por lo que, de forma complementaria, ofrecemos un servicio de asesoramiento a padres. Este puede incluir, dependiendo de las necesidades, pautas educativas, mediación familiar, procesos de preparación e integración en adopciones o coordinación parental en casos de divorcios o separaciones.