En este artículo te explicaremos las 8 claves para reconocer que tu hijo ha vinculado con su psicólogo.
Cuando un niño/a o adolescente llega por primera vez a consulta, se le está plantando delante de un desconocido al que, según sus padres, tiene que contarle todo lo que le pasa y le preocupa. Seguro que, que tomaran esta decisión por vosotros, os apetecería bien poco, ¿verdad?
Para un adulto es sencillo entender qué significa confidencialidad o es sencillo comprender que un desconocido podrá dar una visión objetiva de lo que le explique. Aún así, cuántas personas adultas conocemos que abandonan la terapia “porqué sentía que no conectaba con mi terapeuta”.
Este “no conectaba con mi psicólogo” significa: no cree un vínculo con él, no me sentía del todo seguro/a, no me despertaba la suficiente confianza, entre muchas otras.
Por lo tanto, si entendemos que un adulto necesita este vínculo terapéutico aun y teniendo más facilidad para entender la situación, imaginad cuán importante es que lo construya un niño o un adolescente.
Es por eso, que es esencial en las primeras sesiones, incluso antes de entrar en materia del plan de intervención, poder dedicarlas a que el paciente empiece a sentir ese espacio como un espacio seguro, que se le respete su ritmo para expresar sus emociones y mayores preocupaciones y para poder conocer al psicólogo.
A veces los padres, sienten o piensan que estas sesiones no le están sirviendo para nada a su hijo y de hecho es todo lo contrario, son las que mejor le van a ir para que todo el proceso de psicoterapia le sirva.
Por consecuencia, acaban sintiéndose suficientemente seguros con ese adulto para que les acompañe en un proceso de trabajo personal, dónde quizá afrontarán miedos, o experimentarán cambios en su familia o en ellos mismos.
En estos cambios, necesitarán saber que hay alguien que estará ahí presente, estará para escucharles al 100%, estará ahí para ayudarles a sostener todas las emociones que se derivan de las nuevas situaciones, estará ahí ayudándole a llegar dónde sienta que él/ella por sí mismo aún no puede, alguien que estará ahí sin juzgarles, con la única intención de apoyarles.
Imaginad lograr todo esto sin sentir un vínculo seguro con tu terapeuta.
¿Cómo podemos saber que un niño/a o adolescente ha vinculado con su Psicólogo?
Hay algunas claves que nos ayudarán a saber si nuestro hijo ha vinculado con su psicólogo:
- Muestran ganas de ir a la sesión, preguntan cuando toca ir, van contentos.
- Salen de la sesión alegre, dicen que se les ha pasado muy rápido, intentan alargar un poquito más el estar en el centro de psicología.
- Entre sesión y sesión muestran cambios en relación a lo trabajado, aunque sean pequeños, por ejemplo decir alguna frase aprendida en consulta.
- Los días entre sesión y sesión intentan entrenar lo pactado con el/la terapeuta y si había alguna tarea para traer la próxima sesión suelen traerla hecha.
- Muestran predisposición a negociar y hacer tratos con sus padres, si el/la terapeuta está de figura mediadora en la conversación y suelen cumplir lo pactado.
- En sesión, se abren y expresan emociones que en el contexto de casa o de la escuela no se sienten capaces.
- Avanzan en los objetivos terapéuticos, mostrando varias mejoras.
- Aunque no cuenten qué hacen en sesión o qué aprenden, expresan que les va bien ir a la consulta y que no quieren dejar de asistir.
Evidentemente, sabemos que cada niño/a es un mundo único. Aunque, esto no implica que todos los niños o adolescentes que vinculen mostrarán todos estos aspectos o conductas. Seguramente, podremos observar unos aspectos en algunos pacientes y otros diferentes en otros.
Por último, debemos tener presente que construir un vínculo terapéutico real es una tarea nada sencilla. Requiere de tiempo. Muchas muestras de confianza y seguridad. Requiere que el paciente sienta la presencia del terapeuta en su totalidad cuándo estás con él/ella y no que estás por otras cosas. A menudo también pasa por situaciones en que el paciente prueba hasta dónde llega tu apoyo hacia él/ella.
Conociendo la dificultad de construir un buen vínculo, podemos entender que este será delicado. También que habrá que estar muy atento para cuidarlo y que no se rompa o deje de ser un vínculo seguro.
A veces, en psicología infantil y juvenil, al ser menores de edad, los padres necesitan contar muchas cosas al terapeuta y a menudo necesitan saber. Saber qué te cuenta su hijo. Saber cómo se encuentra, saber si está mejorando, etc.
Es importantísimo, que los padres y madres también se puedan sentir seguros con el vínculo construido. Que puedan experimentar confianza con el/la terapeuta. No obstante, es igual de importante que sepan que habrá cosas que su hijo/a no querrá que sepan. Que el terapeuta no podrá ocultar información a su paciente (aunque sea menor de edad) que sus padres hayan querido compartir. Ya que si no, nos encontraríamos con secretos, conspiraciones y se colocaría al terapeuta en un triangulo entre padres y paciente. Este triángulo, puede hacer romper el vinculo muy fácilmente y con ello todo el impacto y sentido de la terapia.
En resumen, el primer paso y el fundamental para que la terapia que inicie tu hijo/a tenga sentido y un impacto real, es que conecte y vincule de manera segura con el/la psicólogo. También que cómo padre o madre si tu hijo/a no lo expresa, puedas ser capaz de identificar si el vínculo terapéutico existe o no. Y a su vez, sepas como contribuir a cuidar el vínculo con su psicólogo y no todo lo contrario.
Esperamos haberte ayudado a saber si tu hijo ha vinculado con su psicólogo; si ha conectado. Si necesitas saber más, desde ARA Psicología quedamos a tu disposición.
Coral Rodríguez. Psicóloga Infanto Juvenil. Experta en trastornos emocionales y trastornos de conducta. Terapeuta Mindfulness.