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Cómo influyen nuestros prejuicios 

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Ariadna Cuyás

Psicóloga y psicoterapeuta de adultos en Rubí y Barcelona en Nalu Psicologia.

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La anticipación es una forma de afrontar la incertidumbre y tener un mayor control (percibido) de nuestro entorno.

¿Qué son los prejuicios?

¿Cómo influyen nuestros prejuicios en nuestra vida diaria y qué son?. Un prejuicio es una opinión, por lo general de índole negativa, que nos hemos formado sobre algo o alguien de manera anticipada y sin el debido conocimiento. En este sentido, el prejuicio es la acción y efecto de prejuzgar. Prejuzgar, como tal, significa juzgar las cosas antes del tiempo oportuno. La palabra proviene del latín praeiudicium.

De esta manera, los prejuicios se establecen a partir de creencias basadas en las costumbres, tradiciones o mitos que se adjudican a determinado grupo. Como tal, se originan primero hacia un individuo, luego se atribuyen a todo el grupo al que pertenece ese individuo, y, a continuación, se aplican a todos los individuos del grupo.

A continuación, queremos enseñarte este corto para reflexionar sobre los prejuicios.

¿Te ha resonado algo al ver esta historia? ¿Te has sentido identificada o identificado con alguno de los personajes? 
¿Cuántas veces has actuado como la mujer? ¿Cuántas veces te han tratado como al joven y no entendías el por qué?
Los prejuicios están muy presentes en nuestro día a día. Tenemos la tendencia de etiquetar todo aquello que vemos, de darle nombre, encontrar un sentido y, normalmente, el sentido que más nos convenga y de manera totalmente subjetiva. Nos basamos en experiencias previas. 
 
¿Cómo se generan los prejuicios?
Los prejuicios son procesos de formaciones que nos hacemos ante un concepto o juicio sobre algo o alguien de manera anticipada. Estos influyen en nuestra manera de percibir y sentir las cosas que nos ocurren. Puede ser ante una persona, un objeto o una idea. Se trata de una actividad mental que de manera inconsciente nos distorsiona la percepción de la realidad
Muchos de estos prejuicios, son consecuencia de la desconfianza, del escepticismo entre otros factores que nos nublan la realidad. Intentamos valorar todo bajo nuestra mirada y, muchas veces, nos perdemos la oportunidad de ver el mundo desde los ojos de la otra persona o tal y como es. Solemos juzgar a las personas como la mujer de la historia. ¿Qué hubiese pasado si desde un primer momento, se hubiese parado a pensar en lo que realmente estaba pasando? De primeras ya ha tomado una decisión sin conocer al joven valorando erróneamente al otro. 
 
El poder de las etiquetas en nuestra mente
Realmente, el cerebro está preparado para analizar, etiquetar y crearse ideas preconcebidas. La mayoría de veces, ¡es inevitable! Por ejemplo:
Vemos unas gafas en el suelo. Simplemente están ahí, tiradas en el suelo. 
Primero etiquetaremos su color, su forma, imaginaremos la textura que tiene y todo ello en milésimas de segundo y de manera inconsciente. 
Seguramente, tu cerebro ha intentado ya crear una historia del por qué están esas gafas ahí, de quién podían ser, qué hacen en el suelo… tu cabeza ya se ha “inventado” un suceso relativamente razonable según tu juicio para crear un sentido a aquel objeto porqué siempre necesitamos respuestas y necesitamos crearnos un “pequeño escudo” en forma de prejuicio para prepararnos antes de lo que aquello pueda ser o nos pueda pasar. 

¿Dónde pones el foco?
Yo te invito a que veas el mundo desde otra perspectiva. Ante cualquier situación que puedas vivir con la otra persona. Reflexiona. Piensa. ¿Qué pasa por su cabeza? ¿Qué siente? Te invito a que prestes atención a lo que realmente tienes delante para ver las cosas como realmente son. 
En cada paquete de galletas, hay mil sabores, mil texturas, mil posibilidades. Simplemente se trata de saber que cada uno tiene su propio paquete, su propia experiencia y se trata de coger una galleta y parar a observarla, degustarla poco a poco y saber qué sabor tiene para ti, qué sabor tiene para el otro. Mira el mundo como si fuese la primera vez que lo estás viendo. Te invito a que observes todo desde la curiosidad y no desde el prejuicio. Mente limpia y a ver qué pasa. 
Si quieres, a partir de ahora en cualquier situación, colócate en el lugar del otro, intenta ponerte en su lugar, en saber cómo piensa y por qué hace lo que hace. Mira el conflicto cómo lo ve la otra persona y entenderás mucha gran parte de la situación. Aplícalo en todo y ¡me cuentas!
Y tú, cuando juzgas, realmente ¿A quién estás juzgando? ¿De dónde salen tus prejuicios? ¿Cuál o quién es o ha sido tu paquete de galletas?
 
Irene Gutiérrez. Psicóloga & Sexóloga de Adultos.Especialista en Bienestar emocional y Autoestima. Especializada en Terapias de Tercera Generación basadas en Psicología Transpersonal, Mindfulness, Gestión emocional  y Sexología.

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