Los trastornos de la conducta alimentaria son la tercera enfermedad crónica más frecuente entre la población. Según la Organización Mundial de la salud (OMS), estos trastornos se presentan con comportamientos alimentarios alterados, acompañados por una distorsión en la percepción de la imagen corporal y preocupación excesiva por el peso y la comida. Son enfermedades mentales graves que afectan tanto a la esfera física como emocional de la persona que los sufre.
Puede afectar a todas las personas, sin distinción de etnia, situación socioeconómica, edad o sexo. Aunque, se observa mayor prevalencia en mujeres y aparece con mayor frecuencia en la adolescencia o edad adulta temprana.
Existe un consenso en la literatura sobre el origen multifactorial, originado por causas biológicas, psicológicas, familiares y socioculturales. Aunque la parte más visible del TCA sea la alteración en la conducta alimentaria hablamos de que el TCA no es un problema con la comida, es un problema que se refleja a través de la comida. Es por eso por lo que decimos que el TCA es solo la punta del iceberg donde el 10% es lo que vemos (comportamiento alimentario, alteraciones en el peso, la restricción, los atracones, las compensaciones…) y el 90% sumergido son todos aquellos aspectos emocionales que intervienen en el desarrollo y mantenimiento del TCA (las emociones, las inseguridades, el miedo, la culta, la autocrítica…).
La comida pasa a ser el instrumento a través del cual la persona va a gestionar sus emociones
Por lo general, las personas que padecen este tipo de dificultades suelen tener en un inicio poca consciencia de su problemática, es por ello, por lo que como entorno podamos identificar si convivimos con alguien que quizá pueda estar experimentando un TCA para orientarle hacía un tratamiento psicológico especializado.
¿Qué psicólogo es especialista en trastornos de la conducta alimentaria?
La complejidad de los TCA requiere un tratamiento especializado que incluye un enfoque integrativo con el objetivo de abordar los aspectos emocionales, cognitivos y comportamentales de la enfermedad. Algunos objetivos principales son:
- Explorar las causas. Ayudar al paciente a comprender las causas subyacentes de su TCA, puede incluir factores genéticos, sociales y psicológicos. Explorar estas causas puede ayudar a identificar los factores desencadenantes y patrones de comportamiento asociados con la enfermedad.
- Modificar creencias. Las personas con TCA suelen tener creencias distorsionadas sobre la imagen corporal, peso y comida. El trabajo psicoterapéutico ayuda al cambio de estas creencias disfuncionales, promoviendo una visión más saludable.
- Aceptación corporal. Desde el TCA se lucha con la insatisfacción corporal y autoestima baja. Uno de los objetivos terapéuticos va a ir encaminado a fomentar la aceptación corporal.
- Estrategias de afrontamiento. El proceso psicoterapéutico va a proporcionar estrategias para hacer frente a las emociones menos agradables y desencadenantes emocionales sin recurrir a la sintomatología alimentaria para gestionarlo. Incluye técnicas de regulación emocional.
En conclusión, la psicoterapia desempeña un papel crucial en el tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria. Proporciona las herramientas necesarias para la recuperación y desarrollo de una relación saludable con el cuerpo y comida y se centra en el abordaje de los aspectos emociones relacionados con la enfermedad para dotar al paciente de herramientas de gestión de sus emociones.
Paula Canet
Psicóloga General Sanitaria. Especialista Trastornos alimentarios, trauma y estrés postraumático, abuso sexual y trauma infantil. Experta en duelo y pérdidas, trastornos de conducta y ansiedad. Terapeuta EMDR.