El Mindfulness o Consciencia plena es un enfoque terapéutico moderno y universal que nos permite mejorar diversos aspectos de nuestra vida a través de “anclar nuestra atención en el momento presente, con una actitud de libre juicio y aceptación”. Su práctica contribuye a que nos sintamos más centrados, cómodos y saludables, incrementado así el grado de bienestar o calidad de vida de quién lo ejerce. Por este motivo, el Mindfulness ha adquirido mucho protagonismo en el ámbito de la terapia en las últimas décadas, promocionándose como una excelente herramienta para ayudar a los pacientes a gestionar sus pensamientos y emociones.
Sin embargo, ciertas personas pueden tener sus reservas a la hora de introducirse en el campo del Mindfulness, debido en parte al desconocimiento que se tiene de sus bondades. Asimismo, existen una serie de “creencias o prejuicios” sobre la meditación que pueden crear cierta confusión convirtiéndose, por lo tanto, en una importante barrera para iniciarse en su práctica. De igual forma, estas preconcepciones pueden llevar a más de una persona a practicar el Mindfulness por motivos erróneos o poco realistas. Por consiguiente, en el artículo de hoy os hablaré de “8 mitos falsos sobre el Mindfulness” que todos deberíais conocer:
1. Practicar Mindfulness implica dejar la “mente en blanco”. Si bien es cierto que existen meditaciones que tienen como objetivo el “no pensar”, éste no es el caso. Desde el Mindfulness se busca amaestrar la mente, para así poder controlar el “ruido mental” que tan molesto nos resulta a veces. Además, ¡dejar la mente en blanco todo el día no sirve de nada! ¿Cómo podríamos realizar todas aquellas actividades que nos permite vivir sin utilizar un solo y mísero pensamiento?
2. Meditar implica apartarnos de la vida o hacer un “retiro espiritual”. Falso, falso, falso. Lo que pretende el Mindfulness es que nos conectemos más con nuestras vidas, mediante una postura de libertad, serenidad y honestidad. Y si bien es cierto que hacer un retiro espiritual es una experiencia muy enriquecedora, no nos permite solucionar (aquí y ahora) muchas de problemáticas que surgen en la cotidianidad de nuestras vidas. Por eso el Mindfulness debería entenderse como un hábito saludable o una rutina mental más a aprender, no cómo un método para aislarnos de la realidad.
3. Si conseguimos adquirir un estado de Mindfulness, nunca más experimentaremos el dolor. ¿Sería bonito verdad? Pero siento deciros que experimentar dolor es algo inevitable. Por mucho Mindfulness que realicéis, no podéis evitar que sucedan acontecimientos que desmonten vuestros planes (ejemplo: muerte de un ser querido, perder un trabajo, suspender un examen, etc.), provocando en vosotros dolor o cierta sensación de malestar. Pero no todos son malas noticias. Con el Mindfulness, uno puede aprender a controlar y reducir el sufrimiento, especialmente cuando éste nos inmoviliza o no nos permite seguir con el transcurso natural de la vida.
4. Practicar el Mindfulness implica convertirnos a una nueva religión. Ejercer el Mindfulness no implica rezar a un dios, ni seguir unas leyes divinas o reunirse con otros practicantes para escuchar sermones de un “maestro”. Mindfulness es una terapia secular, sin ninguna reminiscencia religiosa o cultural, por lo que cualquiera puede practicarlo y obtener sus beneficios. Además, desde mi punto de vista el Mindfulness se puede entender como un estilo de vida; como una cualidad innata de la mente humana, que es independiente de cualquier grupo étnico, cultural o religioso.
5. El Mindfulness es difícil de aprender y ejercer. Si bien es cierto que se requiere algo de tiempo para poder adquirir una adecuada actitud de conciencia plena, tampoco es una tarea imposible. El mindfulness como cualquier otra práctica, requiere entrenamiento, esfuerzo y dedicación. ¿O es que acaso aprender a conducir, cocinar o leer es fácil? No obstante, los beneficios que uno experimenta practicando meditación 20 min al día, son más que notables. Además, no es necesario estar meditando todo el rato, también se pueden realizar muchas actividades cotidianas mediante una actitud de Mindfulness.
6. Si practico Mindfulness se solucionan todos los problemas de mi vida para siempre. Pues siento aguaros la fiesta, pero ¡ojalá fuera así! Es imposible no tener problemas durante el transcurso de la vida. Es más, ¿cómo podríamos crecer y hacernos más fuertes si no aprendiéramos de nuestros errores o dificultades? Lo que si podemos conseguir con el Mindfulness es cambiar la percepción que tenemos de los problemas, convirtiéndolos en retos asequibles que nos permitan salir victorioso/a, una y otra vez.
7. El Mindfulness es una técnica de dudosa eficacia. En las últimas décadas, se han realizado miles de investigaciones por todo el mundo con el objetivo de construir una sólida base científica que explique la eficacia del Mindfulness en todo tipo de enfermedades. Y es que el mindfulness no solo reduce la actividad de la amígdala, zona encargada de controlar la intensidad de las emociones, sino que también altera las conexiones neuronales del lóbulo frontal izquierdo, región del cerebro asociada con el afecto positivo y el estado de calma. ¿Sorprendente verdad?
8. El Mindfulness es la “panacea”. El Mindfulness no es una fórmula mágica que lo cura absolutamente todo. Dependiendo de la enfermedad, del estado psicológico del paciente, o de sus resistencias personales, puede ser más o menos aconsejable entrenar la consciencia plena. Asimismo, esta es una herramienta que no debe emplearse para sustituir otros tratamientos (por ejemplo: psicológico o farmacológico), y menos sin el consentimiento previo de un profesional cualificado en esta materia.
¡Y esto es todo! Espero que este artículo te haya ayudado a despejar aquellas dudas o preconcepciones que tuvieras sobre el Mindfulness y, por consiguiente, que te animes a probarlo alguna vez. ¡No te arrepentirás, te lo prometo! Asimismo, no dudes en consultarnos cualquier duda que tengas relacionada con este tema a través del formulario que encontrarás en el apartado de CONTACTO. Y recuerda:
“Caminante, no hay más camino que aquel que se hacer al andar.”